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• 06 / 16 / 2009

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Y, claro que sí, hay que oírlos, habrá que seguirlos escuchando, porque Teresita Junco no solo tuvo la capacidad para enseñar música sino la sensibilidad para formar artistas y modelar caracteres.

Con la muerte en la noche del domingo de Teresita a los 62 años víctima de un accidente cerebrovascular, Cuba perdió a una de sus más destacadas pedagogas, pilar del sistema de la enseñanza artística fomentado por la política cultural revolucionaria.

Esa faceta suya ocupó un primer plano en su vida profesional. Tere pudo ser, y de hecho lo fue, una pianista excepcional, pero su logro mayor, sin lugar a dudas, fue su entrega a los demás.

Egresada de piano y dirección coral del Conservatorio Amadeo Roldán de La Habana en 1968, y del Instituto Gnecin de Moscú en 1973, ofreció recitales y conciertos en teatros y salas de Europa y América Latina, Sus alumnos recibieron premios y menciones en importantes certámenes internacionales como Citta di Marsala en Italia, María Canals en España, Gina Bacauer en Estados Unidos, Teresa Carreño en Venezuela, Clara María Cullel en Costa Rica, y los concursos Iberoamericano y Cervantes, realizados en Cuba.

Fue profesora titular y fundadora en la especialidad de piano del Instituto Superior de Arte. Se hizo acreedora de la Medalla Alejo Carpentier y la Orden al Mérito Pedagógico. El año pasado, Producciones Colibrí registró un hermoso testimonio de su cosecha pedagógica con el disco Concierto a 8 manos, que compartió con Aldito, Patricio Malcolm y Marcos Madrigal.

(Granma)